Fue señalizada la Casa Güerci como Centro Clandestino de Detención durante la dictadura

Una casona en ruinas que mira al barranco, cercada por moreras chinas, cañas y custodiada por 3 ombúes añejos y una palmera centenaria. Allí vivió gente, que tomó la casa y la valló durante años. Montañas de basura aún humeantes hacen pensar que por sus aberturas sin puertas ni ventanas aún se sigue metiendo gente a pasar la noche.

Una casona en ruinas que mira al barranco, cercada por moreras chinas, cañas y custodiada por 3 ombúes añejos y una palmera centenaria. Allí vivió gente, que tomó la casa y la valló durante años. Montañas de basura aún humeantes hacen pensar que por sus aberturas sin puertas ni ventanas aún se sigue metiendo gente a pasar la noche.

Todo está en ruinas, sus molduras en el techo quemadas, pisos colapsados, grietas que parecen abrir el cielo. Sus paredes con graffitis y los pisos de tierra con restos de vidrios devastan a este lugar, a este sitio icónico de la ciudad, que ayer fue señalizado como Centro Clandestino de Detención.

Se abrió al público a partir de las 17 horas. Y los vecinos pudieron recorrer sus instalaciones. Un niño le preguntaba a su mamá si era una casa embrujada. Y a juzgar por los relatos de Eva Orifici y de Alberto Bugatto, referidos a la Casa Güerci y a cómo se torturaba a los detenidos, sin duda lo es.

“¿Hay vida después de la muerte?”; interpela un graffiti. Y los mismos hijos de sobrevivientes quieren que sí, que la haya.

En el acto, habló una de las pocas sobrevivientes de los 101 desaparecidos en Zárate- Campana; “los que pudimos sobrevivir al horror, hemos demostrado en todos estos años que no nos cansamos de buscar justicia para todos. Logramos obtener sentencias de muchos genocidas gracias también a la invaluable labor de la agrupación Hijos Zárate. Y hoy lo que podemos decir, es que para nosotros esta casa es importante porque representa a la pata civil de la Dictadura, porque para nosotros siempre hubo responsabilidad civil. Cómo se puede explicar que este lugar funcionaba como centro de detención clandestino en el medio de la ciudad”, preguntó Eva Orifici.

Una “reparación”, fue la palabra que resumió lo que para ella, como sobreviviente, significaba este proceso de señalización. “Seguimos siendo la voz de muchos que no pudieron hablar porque siguen desaparecidos u otros han muerto de forma natural. Es por eso que la justicia debe apurar los procesos judiciales en los delitos de lesa humanidad”, pidió Eva.

Finalmente, reclamó que la casa recupere vida; “queremos que este sitio se recupere para la vida, para la alegría y que mire al futuro. Claro que debe haber un espacio para la memoria, pero no queremos que esté así, abandonado”, evaluó.

Por su parte, Leandro Guasta, hijo del desaparecido Eugenio Guasta, también habló muy emocionado sobre la importancia de la señalización: “que esto se señale es un símbolo para nuestros hijos; ya que los sobrevivientes y nosotros, los hijos, pasaremos. Pero esto quedará. Es importante que la memoria quede en las generaciones venideras”, destacó.

También Marcela Budano, de la Asociación Memoria, Verdad y Justicia, anunció que el abogado querellante de muchas víctimas del “Area 400”, Pablo Llonto, confirmó que el próximo año se realizará el juicio oral a un genocida por delitos de lesa humanidad en la zona de Zárate y que tratará sobre casos cuyas víctimas fueron torturadas en Casa Güerci.

Por su parte, Alberto Bugatto, hijo del intendente que fue derrocado en el 76, remarcó la señalización de la casa, pidió Memoria, Verdad y Justicia y pidió reflotar un proyecto para que se construya un monumento a las Abuelas de Plaza de Mayo.